Cada vez son más las personas que recurren a servicios sociosanitarios tales como residencias geriátricas o centros de día. Es cierto, vivimos más; pero también vivimos peor. Más patología cardiovascular, oncológica, metabólica, respiratoria… Más vida, pero también más complicaciones. Estilos de vida poco saludables, malos hábitos alimenticios o aumento del sedentarismo son algunas de las causas que conllevan una vejez más frágil, más dependiente.
Ayudamos a paliar e incluso eliminar el dolor
Entonces, ¿qué papel juega la fisioterapia dentro del ámbito de geriatría? Como profesionales sanitarios que somos, poseemos un amplio abanico de herramientas terapéuticas. La terapia manual, electroterapia, terapias invasivas, técnicas respiratorias, hasta terapias basadas en el trabajo activo del paciente. Como por ejemplo, la cinesiterapia o el ejercicio terapéutico, todas ellas evidenciadas científicamente y además, con un mínimo número de efectos secundarios. Ayudamos a paliar y eliminar el dolor, agudo como crónico, acompañamos al paciente en las fases más tempranas de su ingreso, trabajamos cuando aún está en cama para buscar una verticalización lo más inmediata posible.
Pese a ser “los de los masajes”, buscamos activar a nuestros pacientes con el fin de mejorar tanto su masa muscular como su recorrido articular, o como mínimo, paliar el deterioro de ambas que es inevitable con el paso del tiempo. Mejoramos la expansión pulmonar, drenamos secreciones y entrenamos la musculatura respiratoria, tan importante en gente mayor. Reeducamos la marcha y facilitamos el uso de ayudas técnicas para que, a pesar de que nuestro cuerpo falle, podamos mantener mínimamente nuestra autonomía e independencia.
Educamos en salud, pues trabajamos con personas
Educamos en salud, pues no trabajamos con patologías sino con personas que las padecen; y estas deben ser conocedoras de lo que les pasa y de cómo pueden afrontarlo para hacerlas parte activa de su proceso de recuperación. Y no es que solo nos dediquemos a la rehabilitación, también jugamos un papel primordial en lo preventivo. Prevenimos infecciones respiratorias, descontroles de glucemia y tensión arterial, exacerbaciones de síntomas en pacientes crónicos, avance de enfermedades neurodegenerativas, aparición de úlceras por presión, caídas o ingresos hospitalarios. Una persona activa vivirá más, y además vivirá mejor. Al final, aunque suene a tópico, para mí la fisioterapia es eso, “sumar vida a los años”, y es por esto que no contemplo un servicio integral a pacientes geriátricos sin la figura del fisioterapeuta.
No me gustaría acabar este artículo sin recordar que formamos parte de un gran equipo interdisciplinar, donde la Fisioterapia en geriatría es uno más. Y sin el cual, conseguir la mejoría de nuestros pacientes sería imposible. Por ello me gustaría agradecer a mis compañeros de RMT su labor incansable para el beneficio de los mismos desde médico, enfermeras y terapeutas ocupacionales, pasando por auxiliares, oficios varios, cocina y dirección. Sin vosotros y vosotras esto sería imposible, gracias por dar día a día lo mejor de cada uno para la mejoría de nuestros mayores.
Arturo Ladriñán Maestro. Fisioterapeuta en Residencia Geriátrica RMT. Colegiado 1945 C-LM