Al menos una de cada tres personas en el mundo necesita rehabilitación en algún momento del curso de su enfermedad o lesión (The Lancet). Esto contrarresta la visión común de la rehabilitación como un servicio que solo requieren unas pocas personas. Es más, la Fisioterapia es fundamental en el proceso de rehabilitación.
El abordaje de la rehabilitación se basa en el modelo biopsicosocial. Así lo establece el marco de referencia de la Clasificación Internacional de Funcionamiento, Discapacidad y Salud (CIF). Helena Romay es fisioterapeuta y profesora de la facultad de Fisioterapia y Enfermería de Toledo (UCLM). Para ella la Fisioterapia es un pilar fundamental dentro del proceso de rehabilitación. “Mediante la aplicación de los diferentes métodos, actuaciones y técnicas, se intenta contribuir a la mejora de los problemas. Principalmente de los relacionados con la esfera física y funcional de las personas, participando también en los aspectos de prevención de la enfermedad y de promoción de la salud”.
Pero el éxito de un proceso de rehabilitación no solo depende del tratamiento fisioterápico. Requiere incluir a todos los profesionales necesarios para poder abordar todas las esferas del paciente, a nivel físico, funcional, psicológico y social. “Debe ser un proceso en el que haya un alto nivel de colaboración entre todos los profesionales implicados, trabajando de manera armoniosa y eficaz, con una comunicación fluida y de cooperación extrema para poder establecer una estrategia consensuada y compartida y lograr así los objetivos del proceso rehabilitador”, señala Romay.
Herramientas de la fisioterapia para la rehabilitación física
Primero se realiza el diagnóstico de Fisioterapia, estableciendo los objetivos y planificando la intervención. Y en esta fase se evalúan los efectos obtenidos para volver a reprogramar si es necesario. Luego, se ponen en marcha las técnicas y herramientas necesarias. En este sentido, “son muy variadas e incluye desde por ejemplo pruebas eléctricas y manuales para determinar el grado de afectación; la fuerza muscular; pruebas para determinar las capacidades funcionales o la amplitud del movimiento articular; hasta medidas para valorar aspectos del sistema respiratorio como la capacidad vita; así como el tratamiento mediante la aplicación de diversos métodos y técnicas derivados de los agentes físicos”, apunta la fisioterapeuta.
Dentro de estas últimas se pueden encontrar técnicas de terapia manual, la electroterapia, el ejercicio terapéutico, métodos y técnicas respiratorias, vasculares, técnicas de neurofacilitación, de neuromodulación, ejercicios con sistemas de realidad virtual, la hidroterapia o la educación terapéutica, entre otras.
La personalidad, un factor importante en el proceso rehabilitador
Para los pacientes, la manera de afrontar el proceso rehabilitador depende mucho de la severidad del problema a tratar y la personalidad. Desde el punto de vista de Romay “partimos de la base de que no podemos hablar de pacientes en general, hay que pensar de manera individualizada”.
La capacidad de hacer frente al proceso rehabilitador también varía. Por ejemplo, depende de los días, las experiencias previas, lo avanzado que esté el proceso rehabilitador o los resultados. “Como fisioterapeutas tratamos de vencer las barreras junto con el paciente y siempre que es posible apoyándonos en el equipo multidisciplinar. Una parte muy importante en este sentido es educar a los pacientes para desarrollar conocimientos y habilidades para la autoayuda, el cuidado, la gestión y la toma de decisiones”, puntualiza la fisioterapeuta y profesora.
Por último, cabe señalar que el tratamiento siempre mantiene al paciente en el centro del cuidado, pero también incorpora a su familia. Los pacientes y sus familias experimentan una mejor salud y funcionamiento cuando se hacen partícipes de la rehabilitación, con la ayuda fundamental de la fisioterapia.
Helena Romay Col.Nº 204. C-LM
