El programa de Ejercicio Físico Terapéutico no pretende curar la lesión, sino determinar qué alteración está detrás de la pérdida funcional y buscar la mejora de la función mediante el tratamiento adecuado de las alteraciones.
La intervención ha de orientarse a objetivos individuales que busquen un desempeño óptimo del paciente en su ámbito familiar, laboral y comunitario. Para ello, el tratamiento debe ser individualizado y adaptado al paciente; e integral, que incluya técnicas complementarias que favorezcan y preparen las estructuras y sistemas para el ejercicio y mejoren la recuperación posterior.
La actual situación sanitaria provocada por el COVID plantea, a todos los fisioterapeutas, el desafío de la telefisioterapia y la monitorización a distancia
Otro aspecto que garantizará los resultados óptimos es la independencia y responsabilidad del propio paciente en su tratamiento mediante prescripción de ejercicios en casa. La actual situación sanitaria provocada por la COVID-19 plantea nuevos desafíos a todos los profesionales sanitarios: la telefisioterapia y la monitorización. A los que hay que sumar el seguimiento de programas de intervención a distancia con un importante autonomía e independencia del paciente. En muchos casos, esta independencia está muy dificultada o es imposible debido a su grado de discapacidad y pérdida funcional. Entonces el foco se centrará en la preparación y educación de la familia, o en las personas que atienden a los pacientes para que sean ellos quienes apliquen los ejercicios terapéuticos.
El ejercicio físico terapéutico a distancia han venido para quedarse
El diseño e implementación de programas de tratamiento a distancia y a domicilio es una realidad que ha venido para quedarse. Este enfoque tiene numerosos aspectos positivos, como la eficiencia y el control del gasto. Pero no son necesariamente los más importantes. Cabe destacar otros que impactan directamente en la salud de la población en especial de las personas más sensibles a sufrir pérdidas funcionales y discapacidad:
- Acceso a poblaciones geográficamente alejadas, que de forma presencial no podrán realizar programas duraderos o periódicos.
- Individualización de los programas, ya que se diseñan los ejercicios en el propio entorno del paciente y, por tanto, en las condiciones reales donde éste desarrolla su actividad diaria.
- Implicación del paciente, y de las personas de su entorno, en el proceso. Es la mejor garantía para que los cambios y mejoras obtenidas se integren en la vida cotidiana y conformen un estilo de vida más saludable.
- Seguimiento en el medio y largo plazo, especialmente relevante en situaciones de cronicidad y en la detección e intervención precoz en recaídas y reagudizaciones.
- Por último, aumenta el número de personas con acceso a tratamientos de Fisioterapia, con lo que el aumentaría el alcance y el impacto en la mejora de la salud de la población.
Los programas de Fisioterapia centrados en la mejora funcional a través del Ejercicio Físico Terapéutico, son la piedra angular de este nuevo paradigma. Ser capaces de integrar este enfoque en nuestra práctica habitual en un reto que está en nuestras manos. Sabemos que somos los profesionales que podemos y debemos llevarlo a cabo. Sabemos que nuestros pacientes confían en nosotros para lograr resultados con las garantías y la seguridad que nuestra profesionalidad les brinda.
Toda crisis es una oportunidad, algunas personas solo aciertan a ver un horizonte oscuro, otras descubren nuevos caminos que nos harán avanzar hacia un futuro mejor.
Soraya Martín Manjarrés. Fisioterapeuta del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.
