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¿Es posible la Fisioterapia sin contacto físico?

En estos días de confinamiento nuestra actividad profesional ha cambiado. Y parece que esta situación se quedará con nosotros de manera intermitente por algún tiempo.

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¿Es posible la Fisioterapia sin contacto físico?
El Fisioterapeuta debe aprender a utilizar el lenguaje como una herramienta más del tratamiento

En condiciones “normales” la atención fisioterapéutica se elabora desde la proximidad, tanto física como emocional. Ahora, la proximidad física está desaconsejada. Pero, ¿es posible la Fisioterapia sin contacto físico con el paciente?

La proximidad emocional podemos, y debemos, seguir practicándola a través de la escucha activa. Necesitamos tomarnos el tiempo necesario, haciendo más preguntas que dando respuestas. No debemos extraer conclusiones precipitadas que nos aíslen más del paciente.

La terapia manual y la corrección pasiva del movimiento han sido la base de nuestra profesión durante mucho tiempo. Probablemente, el ejercicio terapéutico es el tratamiento más funcional del que disponemos. Su prescripción y dosificación es nuestra responsabilidad y competencia.

Aunque para elaborar un buen plan de trabajo este debe estar consensuado con el paciente y debe plantear objetivos realistas dentro de su contexto.

No hay que abusar del contacto

Varios estudios como el publicado en la revista Lancet. Prevention and treatment of low back pain: evidence, challenges, and promising directions. Sus autores nos advierten de la pérdida de eficacia del tratamiento si se abusa del contacto.

¿Por qué hay que evitar la gran tentación de asistir el movimiento o realizarlo pasivamente? Porque nuestros pacientes se merecen la oportunidad de llegar a una plena conciencia del movimiento que se traducirá en una ejecución autónoma.

Sin que el paciente sienta la fuerza, la flexibilización, el equilibro, nunca llegará al estado de propiocepción. Ni obtendrá el control motor necesario para lograr la respuesta esperada. Por ejemplo, si al reeducar la flexión anterior de tronco instamos a una adecuada flexión del coxofemoral ,podemos optar por dos vías:

  • una pasiva y a través del contacto
  • una consigna comprensible para que el propio paciente sea quien ejecute esa modificación.

Mediante la segunda opción, el paciente asimilará de manera activa y consciente el gesto que queremos recuperar. Para conseguir esto, los fisioterapeutas debemos elaborar consignas de ejecución adaptadas al nivel de compresión de nuestro paciente.

El lenguaje es una herramienta más

Nuestro lenguaje puede inducir un proceso prociopeptivo que permita al paciente reaprender su cuerpo. Queremos que vuelva a conectar con él desde el empoderamiento y alejándolo de procesos de hipervigilancia y kinesiofobia. La autonomía y conciencia sobre el gesto activo nos permite activar la región cortical somato-sensorial (tanto sensitiva como motriz). Y a la vez que se activan las vías de modulación del dolor.

El uso de un lenguaje claro y fácil de entender permite al paciente empoderarse, creerse capaz y alejarse de efectos catastrofistas no deseados.

Incluir el lenguaje como parte de nuestro acto terapéutico es imprescindible. Sabemos que los discursos ininteligibles fomentan procesos de nociocepción, kinesiofobia y ansiedad. El uso de palabras como debilidad, inestabilidad favorecen el efecto nocebo. Aumentan la hipervigilancia y generan la falsa creencia que la patología es permanente. Una mala comunicación produce, en muchos casos, que el problema de salud acabe convirtiéndose en el epicentro del día a día.

Delante de la incertidumbre que genera el propio proceso patológico, nuestro deber es ayudar a comprender la estrategia necesaria para salir de él. Los tratamientos que se elaboran desde la empatía y que se basan en el aprendizaje del paciente consiguen mejores resultados.

El uso de un lenguaje claro y fácil de entender permite al paciente empoderarse, creerse capaz y alejarse de efectos catastrofistas no deseados.

Aprovechemos la crisis derivada de la epidemia de la COVID-19 para plantear acciones que mejoren nuestra experiencia. Que la sensación de aislamiento y la nueva condición de falta de contacto se resuelva, paradójicamente, en un mayor acercamiento a nuestros pacientes.

Lidia Rodrigo Cansado
Fisioterapeuta Colegiada número 145/90 (Andorra)

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