Después de unos meses muy duros para los fisioterapeutas del COFICAM, en primera línea de la pandemia. En este tiempo, la COVID-19 tuvo en vilo a todos los hospitales y sanitarios del país. Ahora parecen volver las aguas vuelven poco a poco a su cauce.
La mayoría de los fisioterapeutas han regresado a su actividad habitual. Pero hasta hace poco han desarrollado tareas de control y seguimiento de pacientes a través del teléfono, entre otras labores. Algunos de ellos han querido dejar constancia de sus impresiones durante ese periodo a través de sus testimonios:
Esther Sánchez González
La Fisioterapeuta Esther Sánchez trabaja en el hospital de Hellín y en la mutua Solimat.
«Durante el pico de la pandemia, los fisioterapeutas hemos estado en todos los lugares donde nos necesitaban. Lo mismo éramos auxiliares y cambiábamos las sábanas, como otro día estábamos esterilizando el material para el quirófano. Hemos pasado por todos los sitios, hasta que nos ubicaron en UVI para desempeñar la Fisioterapia respiratoria. Esta disciplina en España no está tan desarrollada como en otros países europeos, así que hemos ido aplicando las terapias en función de las circunstancias. Por supuesto, gracias a los cursos del Colegio, a las charlas, etc., hemos podido aprender y perfeccionar nuestras técnicas en esta materia.
Es cierto que ha sido una situación desagradable, sobre todo, porque apenas teníamos medios. Al principio tuvimos que hacer acopio de material que nos donaba la gente. Hubo muchos alcaldes que compraban telas y las asociaciones de vecinos, de mujeres, etc., nos cosían mascarillas y batas. Eran prendas no homologadas, pero la solidaridad de la sociedad fue durante algunas semanas lo único que teníamos para hacer frente a la COVID. Por si fuera poco, tuvieron que desalojar el hospital por un incendio a finales de mayo y ahora me encuentro confinada en casa desde hace 11 días, por un brote de coronavirus en el inmueble donde vivo. Estoy esperando las pruebas, si son negativas, espero incorporarme cuanto antes a mi puesto de trabajo, los fisioterapeutas tenemos mucho trabajo por delante con todos los pacientes”.
María José Romero
María José trabaja como Supervisora de Fisioterapia en el Hospital Gutierrez Ortega, Valdepeñas (Ciudad Real).
“Aunque enseguida se suspendió la actividad asistencial ambulatoria y los tratamientos en la sala de Fisioterapia, mantuvimos la actividad asistencial en planta; de esta manera, pudimos seguir atendiendo a los pacientes hospitalizados que lo requerían, entre ellos, los afectados con COVID-19, que principalmente presentaban sintomatología neurológica y/o deterioro motor. Durante esas semanas, además de esto y de llevar un control y un seguimiento de nuestros pacientes vía telefónica, nos encomendaron ayudar al servicio de Farmacia. Ya que dado el volumen de ingresos, requerían mucha preparación de medicación, así como en el almacén, en el control de accesos, en tareas administrativas, etc.
Han sido días muy duros, todos sentíamos el miedo a poder contagiarnos, pero todos trabajábamos con el anhelo de volver a la rutina diaria normal. A pesar de todo, no hemos dudado en estar al pie del cañón, ayudando donde hiciéramos falta. Ahora poco a poco estamos volviendo a la normalidad en nuestra Unidad, con los pacientes presenciales. Aún, nos llegan pacientes con secuelas por la COVID-19, sobre todo, aquellos que desarrollaron una enfermedad más grave y precisaron de ingreso prolongado en planta y/o UCI”.