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25 abril 2024

Fisioterapia para el síndrome del piramidal

Clínicamente son síntomas similares a una ciatalgia, por lo que puede ser confundido con una patología radicular.

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El síndrome del piramidal es una patología incluida dentro de los síndromes nerviosos compresivos donde los protagonistas son el nervio ciático comprimido por el músculo piramidal; clínicamente sus síntomas son similares a una ciatalgia, por lo que puede ser confundido con una patología radicular. Se manifiesta como una ciatalgia comúnmente unilateral, localizada en el tercio inferior de la nalga, y puede irradiar a zona lumbar baja y miembro inferior; no se trata de un cuadro constante sino que se pone de manifiesto con diferentes maniobras, como son la sedestación prolongada o el subir y bajar escaleras.

Estos síntomas empeoran con la abducción y rotación interna de la cadera, como también con la palpación o contracción del músculo. En deportistas suele asociarse con la práctica de carreras en bajada.

Mecanismos para explicar el síndrome

Se han propuesto cuatro mecanismos para explicar el síndrome piriforme:

1. Si la fascia del músculo piriforme está inflamada, usualmente secundaria a traumatismo, el nervio ciático se comprimirá entre las fibras musculares inflamadas y la pelvis ósea, llevando a una neuropatía por atrapamiento.

2. El nervio ciático, al pasar por la porción tendinosa del músculo piriforme, se comprime cuando el músculo se contrae durante la rotación interna del muslo.

3. La hiperirritabilidad del músculo piriforme, usualmente causada por traumatismo, determina un área de gatillamiento, provocando un síndrome doloroso.

4. El nervio se comprimirá por la hipertrofia del músculo piriforme. 

Tiene una baja prevalencia e incidencia, y es más frecuente en el sexo femenino, en proporción de seis a uno.

Una vez diagnosticado, el objetivo del tratamiento en este tipo de pacientes es controlar el proceso inflamatorio, el dolor relacionado y, en caso de presentarse, el espasmo muscular.

Desde la fisioterapia se puede trabajar esta patología con terapia manual (masajes, manipulaciones, inducción miofascial…), corrigiendo el gesto deportivo, dando pautas para una correcta higiene postural, electroterapia analgésica y antiinflamatoria, vendaje neuromuscular, estiramientos y potenciación de la musculatura pelvitrocantérea, estabilización lumbopélvica, Pilates, y movilización neuromeníngea, entre otras. 

Marta García Landete

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