Decidí ser fisioterapeuta porque me gustaba la atención con las personas”. Así de claro lo tenía Marcos Iglesias cuando escogió su actual profesión. Su vinculación con el tema del deporte fue lo que le hizo fijarse en este trabajo. “Muchas veces cuando empiezas en esto no sabes dónde te has metido, sobre todo en aquella época, cuando no conocíamos mucho sobre la Fisioterapia, pero la verdad que creo que acerté de lleno”.
Dentro de las ramas de la Fisioterapia, la terapia manual es su fuerte. En relación a ello, también se formó en Osteopatía. Para él “es un buen apoyo para la Fisioterapia. Sobre todo, para aumentar ciertos conocimientos y ver las cosas desde un punto de vista diferente, que no es ni mejor ni peor, es otra manera de querer enfocar las lesiones con los pacientes”.
Después de estudiar Fisioterapia y debido a su interés por ayudar a la gente, Marcos decidió seguir formándose como enfermero. “Cuando acabé los estudios de Enfermería empecé a compaginar ambas cosas y llevo 18 años trabajando en Atención Primaria como enfermero. Actualmente me encuentro como PEAC que es un servicio de atención continuada en un centro de salud”.
Por sus dos profesiones ha vivido de cerca la situación extraordinaria provocada por la COVID-19. “Por un lado, viviendo la preocupación de cualquier autónomo que tiene su clínica y, por otro lado, viviendo el día a día de guardias continuas”. Confirma que todo resultó un poco caótico y con mucho trabajo, aunque “al estar acostumbrado a compaginar el puesto como enfermero y fisioterapeuta no fue un cambio muy drástico”.